¡Hola a todos!
En Eniskitchen estamos de vuelta después de la novena temporada en el Restaurante de la playa. Pasó el verano, cargadita de eventos, cambios y mucho calor.
El #viaje a #casa fue uno de los eventos que marcó este verano. Ir a casa, encontrar muchos cambios, algunos sin vuelta atrás, :(, otros que trajeron lágrimas de mucha alegría, ir así a casa resultó ser una de las experiencias que más me han marcado emocionalmente.
Volver. A lugares que tanto añoraba, volver...Ver a tu madre 11 años más mayor, o a tu prima chiquitina, ya casada. Visitar dos cementerios para así poder saludar a los que no han podido esperarte para volver a verte, quitar las malas hierbas de las tumbas y quitar lágrimas que no paraban de caer como chorros en nuestros rostros.. Quiero una entrada alegre, así que te contaré, que bien fue volver a la cocina húngara y a la de Rumanía. Y volver a sentarme a la mesita de la cocina pequeñita de mi madre y mirar como me cocina mis platos favoritos, o sentarme en el jardin de mi tía Irma y tomar fotos del proceso de cocinar un exquisito gulas húngaro hecho en "bogracsos" en fuego de leña.
Sobre cocina húngara va esta entrada también. También sobre una fruta que aquí en Valencia no se encuentra, pero puede que está conocida gracias a la mermelada de cerezas ácidas de Lidel o las de marca Aldi.
Volver a trabajar una temporada más en el mismo restaurante en la primera fila de la playa de Las Palmeras Sueca Valencia, también fue una experiencia nueva. ¿Porque? Porque el restaurante cambió de dueños después de 16 años y 8 años trabajando yo con ellos. Cambiamos compañeros de trabajo, chicas y chicos estupendos, buenos compañeros y amigos. Inedito fue mi primer año trabajando junto con mi hija mayor que es estudiante de doble grado Derecho y ADE. Un terremoto sin parar, que se hizo querer enseguida, apreciada por su humor de unicornios. (No cambies nunca mi Anita. Eres única y especial.)
Y desde este año tenemos otra universitaria en casa, mi hija pequeña Tatiana, la alegría de la casa, que encuentra en cada momento del día perfecta para contarte un chiste. Viajó con migo a Romania, después de terminar el bachillerato y ir a los exámenes de selectividad. Paso los días de vacaciones con mucha ilusión, también con nervios para saber los resultados de los exámenes. Fueron los esperados, no podría ser de otra manera y, aquí la tenemos lleno desde día 1de septiembre a la universidad de Artes de Valencia.
El calor del verano que ya conocemos y aún así puede resultar una experiencia inolvidable, trabajar con el calor, la intentar descansar entre turnos con el calor, aguantarlo en el trabajo y medirlo según los chorros de transpiración que hacen carrera interminable en tu cara y espalda sin mirar el termómetro ¿, para que? si te podíamos decir al instante las grados que hacen y la sensación térmica de cada día y cada momento de lo largo del día. :)))
Experiencias, eventos, emociones para no olvidar. ¿No te los he prometido?
Ingredientes :
Un litro de cerezas ácidas
2 litros y medio de agua
50 gr de harina común
1 huevo
200 ml de leche
1-2 cucharadas de azúcar (o más según se desea)
Sal a gusto
Un manojo de perejil fresco
Un par de cucharadas de aceite de girasol
Modo de preparación :
Lavamos las cerezas ácidas, les quitamos los rabinos, escurrimos y reservamos. Si se desea se pueden sacar los huesos, pero como estética, en la sopa quedarán mucho más bonitas las cerezas enteras después de cocinarlas.
En un cazo añadimos dos cucharadas de aceite de girasol, la ponemos al fuego y añadimos las cerezas ácidas. Rehogamos un par de minutos, nada más.
Añadimos agua y cuando rompe a hervir, preparamos la mezcla de harina huevo y leche que dará espesor a nuestra sopa.
En un bol de cerámica, ponemos dos cucharadas de harina (que son más o menos 50 gr de harina) y el huevo. Mezclamos con la ayuda de un varilla y añadimos gradualmente la leche. Mezclamos hasta que se integren los ingredientes y que no resulte grumoso.
Añadimos la mezcla de leche a la sopa, salamos a gusto y añadimos azúcar.
Dejamos que rompa a hervir otra vez, añadimos un manojo de perejil fresco picado finamente, mezclamos y apagamos el fuego.
El azúcar puede variar según el acidez de las cerezas, y también según el gusto de cada uno.
¡Enjoy it!
Espero que os guste y que os animéis a probarlo.
Con amor Eni.
Qué original!! Se parece al gazpacho??
ResponderEliminarHola guapísima !!!
ResponderEliminarPero qué alegría verte de nuevo por aquí, mi querida Eni, si todavía recuerdo cuando nos contaste que ibas a ver a tu madre después de tanto tiempo . . . pues ya pasó eso, y el verano, y los examenes de tu hija, y la temporada de trabajo en el restaurantee. Si es que la vida pasa tan deprisa ¿verdad? o a mí al menos me lo parece.
Me encanta todo lo que nos cuentas, y me alegro por tí y todas las emociones y momentos vividos. Felicidades a tu hija pequeña, por ser ya universitaria y felicidades a tí por ser como eres.
No sé si alguna vez haré esta sopa, pero me ha encantado conocerla, desde luego color no le falta y eso siempre hipnotiza en la cocina.
Besotes gordos mi niña, feliz semana.